Consiste en el replegamiento de los tejidos dentarios (el esmalte y la dentina y en ocasiones la pulpa) desde la superficie externa hacia el interior del diente.
Según su localización, se distinguen dos tipos de invaginaciones:
En la clasificación de Oehlers (1957), se mencionan 3 diferentes tipos de invaginaciones posibles:
Se origina por la invaginación de las células ectodérmicas del órgano del esmalte hacia el interior de la papila dental durante el desarrollo dentario, de modo que el esmalte externo se continúa a través de la invaginación con el esmalte interno, que lo reviste. En los casos de invaginación radicular, la vaina epitelial de Hertwig se invagina hacia el interior de la raíz.
La invaginación puede sospecharse ante la presencia de un agujero ciego muy marcado, o de otras anomalías como incisivos laterales conoides o dientes supernumerarios.
Esta anomalía es descubierta durante el estudio imagenológico como auxiliar de diagnóstico. Por lo general, la radiografía intraoral convencional, es la que nos revela la sospecha de que existe la presencia de una alteración en el tejido dentario. Para poder corroborar, serán necesarios estudios que nos den mayor detalle, como tomografía computada (CBCT por sus siglas en inglés, Cone Beam Computed Tomography).
En cuanto al tratamiento en los asintomáticos, es necesario limpiar y obturar la vía de acceso a la invaginación.
En los casos de patología pulpar o periapical, se procederá al tratamiento endodóntico siempre y cuando la anomalía no haya dejado paredes muy delgadas.
En los casos de invaginaciones severas con alteraciones en la forma de los dientes, el tratamiento será la extracción.